Catedral de Murcia

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Catedral de Murcia

La Santa Iglesia Catedral de Santa María, conocida como Catedral de Murcia, es el templo principal y sede de la Diócesis de Cartagena. Se encuentra en pleno casco antiguo de la ciudad de Murcia, en la Plaza del Cardenal Belluga. Consagrada en 1467, contó con varios añadidos (como la torre-campanario) o reformas ocasionales (nuevas capillas o fachadas) principalmente en los siglos XVI y XVIII, por lo que integra el estilo gótico original con añadidos renacentistas, barrocos y neoclásicos. Entre sus elementos arquitectónicos destacan la torre, de 93 metros de altura que la convierten en el tercer campanario más alto de España -el segundo si se incluyen solo catedrales-; la fachada principal o imafronte, considerada como una obra maestra del barroco español; y las capillas de los Vélez, de Junterones y del Trascoro. En la Capilla Mayor se halla la urna sepulcral donde reposan el corazón y las entrañas de Alfonso X el Sabio. La Catedral de Santa María fue declarada Monumento Nacional en 1931.

Historia

Creación de la Diócesis de Cartagena (1250) Al entrar la Taifa de Murcia en la órbita castellana tras la firma del tratado de Alcaraz en 1243 , se restableció la sede catedralicia en Cartagena en 1250, debido a que esta localidad había sido sede de la antigua diócesis carthaginense; documentada al menos desde el s.IV, y debido también a que era uno de los pocos núcleos cristianos de un reino que, debido al mencionado tratado de Alcaraz, contaba en esas fechas con una mayoría de poblaciones árabes semi-autónomas, incluida la capital. Y es que, al contrario que Murcia, Cartagena y otras localidades (como Mula y Lorca) no acataron el tratado, por lo que tropas castellanas dirigidas por el infante Alfonso (futuro Alfonso X de Castilla) aplicaron el derecho de conquista sobre Mula (1244) y Cartagena (1245), mientras que Lorca acabó firmando un pacto con los sitiadores que replicaba el de Alcaraz. En 1246, Cartagena recibió el Fuero de Córdoba, muestra de su plena integración en la corona de Castilla, mientras que la medina de Murcia y sus arrabales murados seguirían veinte años más en manos andalusíes (salvo el Alcázar Mayor y el arrabal de Murcia la nueva, posteriormente llamado rabal de San Juan, que se poblarían por cristianos). Conversión de la Mezquita Aljama de Murcia en templo cristiano (1266) Jaime I el Conquistador tomó la ciudad de Murcia en 1266 tras sofocar la sublevación mudéjar. Hasta ese momento la ciudad había sido de mayoría musulmana por haber respetado el tratado de Alcaraz, pero su autonomía fue suspendida tras la revuelta. El monarca aragonés se dispuso a entrar solemnemente en Murcia el 2 de febrero de aquel año, visitando la Mezquita Mayor o Aljama para consagrarla a la Virgen María, pues tenía por costumbre ofrecer una misa a Nuestra Señora siempre que conquistaba una ciudad. El edificio de la mezquita, dedicado al culto cristiano desde ese momento con el nombre de Iglesia Mayor de Santa María, fue el lugar de celebración de la boda real entre la infanta Beatriz de Castilla, hija de Alfonso X, y Guillermo VII de Montferrato en agosto de 1271, templo que no fue convertido en Catedral hasta que se aprobó la orden de traslado de la sede episcopal en 1291. Traslado de la Sede Episcopal y conversión en Catedral (1291) Por orden de Sancho IV, a requerimiento del obispo y sin permiso del Papa, la sede se acabó trasladando a Murcia por la supuesta inseguridad que presentaban las costas cartageneras en aquella época, unido al hecho de ser la capital del Reino de Murcia y tener aquí la Iglesia la mayor parte de sus propiedades donadas por el rey. Sin embargo, el decreto de traslado ordenaba el mantenimiento de carthaginensis como nombre de la diócesis. De esta manera, la Iglesia Mayor de Santa María se transformaría en la Catedral de Santa María. Construcción de la Catedral actual (siglos XIV-XV) En tiempos del obispo Pedro de Peñaranda (1337-1352) se edificó el nuevo claustro gótico de la Catedral, siendo por tanto la parte más antigua del complejo arquitectónico actual, cuyos restos son hoy visitables en el Museo Catedralicio. Para construir el claustro tuvo que ser derruida una parte de la antigua mezquita, cuyos cimientos también se conservan en dicho museo. Fue durante el obispado de Fernando de Pedrosa (1383-1402) cuando se pusieron en marcha las obras del templo actual. En 1385 se inició la cimentación, y en 1388 se puso la primera piedra, pero no fue hasta 1394 cuando comenzó el grueso de las obras de construcción del edificio que sustituyó a la antigua mezquita. El edificio avanzó gracias a la acción de eficaces gestores como los prelados Pablo de Santa María y Fray Diego de Bedán. Bajo el Episcopado de Diego de Comontes (1446-1458) aparece la figura de Diego Sánchez de Almazán como maestro mayor de las obras. Durante estos años se cierran las bóvedas, construidas sobre pilares de haces de columnas adosadas y capiteles de tema vegetal con florones en las claves. También se realizó gran parte de la forja y rejería del templo debida a Antón de Viveros. Posteriormente, bajo el Episcopado de Lope de Ribas (1459-1478), las obras entraron en su recta final, siendo consagrada en 1467 aunque la bula de Paulo II tiene fecha de 24 de enero de 1465. La Puerta de los Apóstoles se concluyó unos cuantos años más tarde (en 1488). Reformas posteriores (siglo XVI y siglo XVIII) Sin embargo, el templo vivió puntuales reformas y añadidos; siendo la primera de ellas la construcción de la Capilla de los Vélez, iniciada en 1490 y concluida en 1507 en un bello gótico flamígero. En 1512 daría comienzo la construcción de la puerta de las Cadenas en pleno renacimiento, y en 1515 las obras de la capilla de Junterón (que concluyeron en 1574). La torre-campanario sería levantada a partir de 1521 (quedando paralizada en 1555), junto con la Sacristía (1522-1531) situada dentro del primer cuerpo de la torre, mientras que la pequeña capilla de la Anunciación (1527) y la capilla del Baptisterio (1541) son algo posteriores. En este estado sería contemplado el edificio por el emperador Carlos V durante su visita a la ciudad en 1541, orando ante el sepulcro de Alfonso X situado en la capilla Mayor. A comienzos del siglo XVII, ya bajo la influencia del barroco, sería edificada la capilla del Trascoro, dedicada a la Inmaculada Concepción, mientras que en el siglo XVIII, en pleno siglo de oro murciano, se levantaría la nueva fachada principal o imafronte (1737-1754), se reformaría la puerta de las Cadenas (1783) y entre 1765 y 1793 se concluiría la torre-campanario. El incendio de 1854 En el año 1854 la Catedral sufrió un pavoroso incendio que destruyó el primitivo Altar Mayor y la sillería del coro. Las obras de reparación consistieron en la creación de un nuevo retablo neogótico (obra de los tallistas Pescador y Palao), y el encargo de un majestuoso órgano del mismo estilo a la prestigiosa firma belga Merklin-Schütze. Bajo el órgano se instaló una sillería plateresca del siglo XVI proveniente del Monasterio de Santa María de Valdeiglesias, donación que hizo la reina Isabel II a la Catedral.

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